Caminos


I

Atraviesa la jungla de cartón y hace un safari increíble. Todo está preparado, menos las municiones. Tira su cantimplora ante el primer puma que se le lanza encima. Y no advierte que las uñas de su gato, perfectas para el desguace, cortan el camino de regreso.

II

Viene de descubrir grandes tesoros minerales. Un castillo de diamante. Un largo puente de obsidiana. Un árbol de pirita tallada. Varios abismos de bauxita. Y un pequeño camino de mineral dormido: ese nombre que daban los antiguos mineros del Perú a las vetas sin explotar. (Ese, sin embargo, es el que volverá a recorrer mañana para llegar a la muerte).

III

De Oporto a Fátima, de Evora a Lisboa. Caminos que se cruzan por la mente, antes que por los pies. Y sin embargo, caminos que ha recorrido en otra vida, tras otros objetivos. Hoy decide volver a hacerlos. No por buscar un milagro. Simplemente, simplemente, por ver si al fin se reencuentra.

IV

No se atreve a reconocerlo: ha olvidado por dónde se llega a casa. Recuerda todo lo que dejó allá: las piezas corridas junto a la galería, el umbroso jardín, el perro. Pero no sabe por dónde ir. Una luna alta lo tranquiliza; la plaza ofrece el palco de la banda. Allí, en las suaves gradas, dormirá feliz. Por la mañana, su perro le lame la cara.

V

Comenzó por una piedra. Luego siguieron otras y después otras. Y el pasto aplastado por las pisadas de los días. Pero el camino de noche desaparece. Con paciencia infinita, le va bordando mostacillas de colores en las márgenes. Lleva once meses en la amorosa tarea…

VI

Cuando terminó la peste negra en Palermo, el vizconde, conmovido, tomó el camino de la fe. Misa diaria, cirios a los santos, limosnas a los menesterosos. Duró esto algo más de un año. Al morir el prior de la orden –primera víctima de la fiebre amarilla- el vizconde desapareció de los templos sicilianos.

VII

Laura ha jurado fidelidad. A los vivos, con el amor; a los muertos, honrándolos. Conoce a Pedro, que es todo lo contrario. Es un infiel a los códigos de convención. Allí entablan un duro combate. No triunfa la vida.

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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