Oficios y profesiones


I

La reina de Saba lo intercepta y le grita lisa y llanamente que no quiere figurar más en la historia. Que está harta. Que la saquen de una vez y dejen de inventar supercherías. El la mira y –como historiador que es- le propone contarlo de otra forma. Si lo desea, le cambio el nombre de Makeda y lo proscribimos a Salomón.

II

No es tan malo el oficio de sepulturero. Depende de cómo se lo tome. Y a qué edad le toque a uno continuar pala en mano. El siente que el suyo es el acto más sublime de respeto y conmiseración con los cuerpos. Ningún oficio más piadoso. Por ello, al concluir su tarea, cuando los deudos van saliendo del camposanto, planta una flor sobre el túmulo. Y se persigna.

III

De físico matemático pasó a conserje de hotel. Alguna relación tiene. Se pasa las tardes haciendo los cálculos de una habitación a la otra, de las secciones de maestranza a las de administración. Siempre sobre el tablero.

IV

Hipócrates, dios de la medicina, cabe en el registro de mis libros como un sello. Mis libros en los que anoto entradas y salidas de clientes, horarios de visita y contribuciones voluntarias, diagnósticos y pócimas. Mis libros, en los que la tinta se mezcla con los olores de las hierbas y los alcoholes. Mis libros que también, en las páginas últimas, registran los aportes que doy a los malos socios, para que no me lleven por ejercicio ilegal.

V

Oficio de alto riesgo es el de régisseur de ópera. Más de una vez, alguna corpulenta soprano se le ha echado encima. Con uñas y todo. Sin embargo, no es lo peor. Sabe que no es lo peor. El desafío que toda la puesta se ajuste a la perfección y que los tenores no canten como barítonos u olviden la letra, es casi enteramente suya. Como la vez en que Madame Butterfly trastabilló, y cayó al foso en brazos del director de orquesta.

VI

Se gana la vida como médium. Y no le va nada mal, ya que clientes no le faltan y condiciones tampoco. Sabe conectarse. Y lo demás viene por añadidura: las almas siempre esperan que las llamen. Todo funciona, hasta que un aciago día empiezan a aparecer ellos y le entorpecen y anulan las redes. Los extraterrestres.

VII

El y ella hacen entrenamiento cuántico para futuros empresarios. El y ella se psicoanalizan día por medio para que la tarea sea más clara. El y ella hablan muy poco, fuera de los entrenamientos cuánticos. El y ella odian a los empresarios y no saben cómo hacérselos saber.

VIII

El jardinero sale todas las mañanas antes que el sol comience a subir. Es la hora del riego. Y se produce un humus de la tierra y una reverberación silente de los insectos.,que lo conmueven. A esa hora, no otra, renueva el pacto que todas las floraciones celebren a tiempo la primavera y descalifiquen al invierno.

IX

Escribir biografías es tarea prodigiosa. No hay vidas vacías. Y ponerle lupa a algunos acontecimientos, a ciertos protagonismos, es métier que lo excita. Hace treinta años que escribe sobre seres desconocidos, a los que su palabra inmortaliza. Jamás conoció a uno solo de ellos. Todas, todas las biografías, las hizo a pedido. De los deudos, claro está, que siempre desean lucirse a costa de los que ya partieron.

X

De paseador de perros, pasó a consuelo de mujeres solas. Cada día lo asaltan con mayores exigencias de lecho. Y la verdad, cada vez está más flaco y ojeroso. No duda más. Está decidido: el mes próximo, cambiará canes por felinos.

XI

La nariz de Cleopatra no basta para interpretar la historia. Ni la mano de Napoleón en su chaqueta. La historia es un inventario de dolores humanos. Desde su cátedra, él lo sabe bien. Con su úlcera gastroduodenal y los pillos a los que debe contener, la historia es un dolor permanente.

XII

La placa de bronce, bruñida al máximo, dice Abogado en Criminalística. No sucede lo mismo con el interior del estudio, donde el polvo reina y los libros se han deslizado de los estantes. La mujer, velada con tul negro, lo visita. Sus manos tiemblan. Lo consulta porque matará a su marido en horas, y antes de hacerlo quiere contratar defensor. El letrado traga saliva y, rápido en reflejos, le manifiesta que hoy ha decidido hacer sólo Derecho Laboral.

XIII

Desconozco las razones por las que he sido expulsado como director del hospital. Del hospital surgen historias raras. Raras son las actitudes que toman algunos de los internados. Los internados juegan por las noches a los fantasmas, con las sábanas. Las sábanas aparecen todas las mañanas tiradas por el patio y por las azoteas. Por las azoteas han caído ya tres pacientes. Tres pacientes fueron desahuciados por el director.

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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