Sortilegios


I

Hechizos, maleficios, dependen de quién los interpreta como tales. Más vale llamarlos sortilegios, palabra en la que cabe cierta seducción de lo innombrable. Ella conoce su arte para envolver y agradar, para sugerir y ser temida. Tiene el don de la adaptabilidad y de la mutación. Hoy, convertida en víbora, clava sus colmillos en el primer cuello que se le cruza. Un machete corta la cabeza de rubios cabellos.

II

El médico me lo ha reiterado: mis ausencias corresponden a un petit mal. Así se le dice a la epilepsia. Y me da pastillas. Sigo con mis ausencias y lo tengo bien claro: es él quien se interpone en mi cerebro y me introduce cuervos que lo picotean, que lo perforan. Hoy he hecho un trato con el maligno. Se los devolveré uno a uno, con sus pastillas, y mis ausencias se le introducirán para siempre. (En el trato, yo debo comenzar a estudiar medicina).

III

Corta el silencio a hachazos. Cambia de lugar los pensamientos. Y a esa estantería de ideas que no aplica nunca, le pone fuego. Entonces, sólo entonces, comprende que está a tiempo para transmigrar su alma.

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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