De amores


I

Cuando va de putas, suele llevar un libro bajo el brazo. Por si acaso le toca Genevieve.
Ella se inspira, entonces, y habla de Breton y el surrealismo, recita en mal francés un par de poemas de Paul Valéry y, al final, llega a Sartre y La prostituta respetuosa. Allí se la ve satisfecha y, profesional como es, va al servicio.

II

A la derecha está el Cielo: a la izquierda, el Infierno. Lo marca la Biblia, aunque Lao- Tsé piense exactamente lo contrario. Yo sé que eres el cielo, pero que me llevas al infierno todos los días, también lo sé. Y ni a izquierda ni a derecha: los dos están en el centro de tu cuerpo.

III

Pietrasanta, cerca de Carrara, es un pueblo encantador. Es tierra de marmoleros y ahora hacen réplicas computadas. Fabrizio no lo entiende: él que empuñó martillos de los otros, hoy están los neumáticos. Esta nueva perfección no le gusta y no le sirve. El arte, sus amores, han desaparecido. Sólo quedan cuerpos huecos, sin sexo remata desolado.

IV

En el arcón atesora lo mejor de él. Medallas, algún diploma, aquéllas cartas de amor, sus anteojos de sol. Intentó también poner una sonrisa, pero la llave, entonces, se negó a girar.

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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