Zodíacos


I

Desde hace veinte años arma horóscopos semanales para diarios de provincia. Conjuga Marte con Júpiter, intercepta a Venus, teje y desteje la fortuna con otros desniveles emocionales. Y aparecen todos los signos, todos, menos el propio. Ese lo escribe su hijo, como mejor le caiga en ganas. No quiere apostar –nunca lo quiso- a la propia suerte.

II

María teme leer su azar de la semana. Teme el anuncio de un nuevo infortunio, aunque los autores de horóscopos siempre se cuiden de anunciar tragedias. Teme reconocer que Virgo le juega malas pasadas. Teme. Entonces, se pasa al directo juego de los astros: compra un telescopio y arma las mejores lecturas zodiacales de su vida.

III

Es obvio que Júpiter y Marte se acercan amorosamente, en los últimos tiempos. Lo dicen los diarios, lo transcriben y aseveran los astrólogos. Quizá es una historia de millones de años –guiño va, guiño viene- y nosotros recién nos enteramos ahora. Claro está: las noticias de la estratósfera no tardan segundos en llegar.

IV

Que no figure Plutón en los zodíacos y sí los asteroides, no tiene perdón de Dios. Y puedo decir que lo que ocurría hace 2300 años, ya no ocurre. Los signos zodiacales no coinciden con la constelación de su nombre. Así, no es raro que a mi la vida por ahí se me confunda con la muerte. Y me manden a prisión por estafa.

V

Mi amistad con Copérnico es reciente. Le escribí por el tema del Sol y la Tierra, que a veces interfieren en el trazado de mis cartas astrales. Al principio se inquietó un poco, pero después –intercambiados varios fax- aceptó que su teoría tenía puntos débiles y que Newton, Galileo y Keplet enderezaron la cosa. Siempre le importó más la valorización de la moneda, tema en el que todavía está trabajando porque el mundo lo necesita. ¿La Tierra? Sigue girando sola.

VI

Comenzó en Londres con los horóscopos de duendes. Mucho antes que supiera lo de Alicia y del irlandés Carroll. Pero las cosas no resultaban del todo. Les faltaba energía. Fue a vivir a Ovido, en Portugal. Allí los duendes crecieron mucho más que una palma de mano. Ambiciosa, se mudó a Madeira. El sol, el agua, hizo que comieran hasta un metro de altura. Y entonces fue cuando –bulimia desbordada- se rebelaron y lo engulleron sin más.

VII

Consulta su horóscopo. Hoy no debe salir de casa. Resignada, toma la primera infusión de la mañana. Al encender la radio, le informan que hay un gran sismo en China. Con razón, se convence. Queda lejos, pero en fin.

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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