Alegrías


I

Pocas alegrías como las que me da mi nieta. Me permite jugar con ella. Volver a hablar como un niño. Cantar canciones infantiles que había olvidado. Subir a los caballos de la calesita. Comer todos los caramelos, sin que me reten por eso de la diabetes. Ayer, la escuché decir con tristeza a su mamá: El abuelo es un egoísta, quiere volver a ser niño. Y me asusta: hoy comenzó a gatear.

II

Nada como su jardín, para sentir alegría. Las floraciones estacionales, los esquejes y podas, los almácigos y riegos, los cambios de tierra y los abonos. Nada comparable a toda esa suma permanente de estímulos. (Aunque a nadie confiese, a nadie, que lo que más le alegran son las subrepticias conversaciones con los gnomos: no los de cemento, los otros).

III

De tanta alegría junta, olvida que esa noche le toca guardia en el hospital y lo despiden. De tanta alegría junta, no acude al parto del primogénito y su mujer se divorcia. De tanta alegría junta lo echan del albergue por no pagar. (Tanta alegría junta sólo lleva al infortunio).

1 comentario:

  1. Leyendo estas Alegrías, me ha venido el temor de sufrirlas...
    Pero aparte de ello, ha sido maravilloso leerlas.
    Gracias
    Sabeli C

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Acerca del autor

Acerca del autor

Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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